Te fuiste de mi lado y se desvaneció la vida. Se apagó mi luz, se moría el alba, y en la oscuridad las lágrimas brotaban, incontroladas. El alma se rompía, errante y enmudecida, absurda y vacía. Cada noche te recuerdo y me perdono cada día, por no olvidarte, por no dejarte, alimentando así, mi agonía. ¿Cómo hacerlo, dime, si aunque
Una hora de silencio, cuando la soledad habla, sin voz, escribiendo. Cuando todo está dormido, está la esencia sintiendo. Es la hora el poeta, cuando yo respiro, cuando toman fuerza y vida la combinación de sus letras, cuando yo deliro, escribiéndolas. Una hora de grandeza, cuando el alma se despoja de sus miedos y revela sus secretos, intensos