Van cayendo las barreras con el mundo en pausa.
Vamos desnudando el alma, buceando en las entrañas… y está pasando, que nos acercamos más a lo esencial.
Cuando sirve de poco o nada lo superfluo, está aflorando la sensibilidad de los que se encuentran. Surgen sentimientos más puros, más valientes, más suaves, que nos hacen sentir extraños, distintos, vulnerables. Y algo nos tiembla por dentro, y nos invita, llevándonos por esta atrayente corriente, a atravesarnos.
Porque el mundo que se mueve, ahora va por dentro. Sentimientos más vivos, en la vorágine de emociones que nos desata, cuando queda demostrado que todo puede ser relativo en nuestros inflexibles parámetros sinsentido.
Todo en mí se tambalea… descolocados, empatizamos. Descolocados, no nos ocupa sobresalir, ni parecer, y nos invade algo que ayer nos olvidaba. Necesitamos corazón. Mucho corazón.
Está pasando, que empezamos a querer sentirnos, más que mostrarnos.
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